Los niños aprenden jugando, es la actividad a la que más tiempo dedican. Es una actividad casi instintiva. A simple vista puede parecer que no tenga importancia. Lejos de ello, es la herramienta más básica de la que disponen y que usan para relacionarse con el entorno y con los demás, les ayuda a entender, asimilar y expresarse. Con el juego se repiten acciones con las que adquieren competencias que les facilita el desarrollo de habilidades en su vida adulta.
En este espacio pues, pretendemos que el lector descubra dichas competencias. Ofrecemos algunas clave para que el juego elegido sea acorde a la etapa en la que se encuentra el niño o el fin que queremos alcanzar. Así, ellos se divierten y nosotros tenemos la tranquilidad de que además, aprenden.
Nuestra actitud hacia el juego debe ser flexible. Sería estupendo si pudiéramos dedicarle un tiempo al día a esta tarea. Debemos también alentar a que el niño adquiere paulatinamente autonomía y juegue solo. No debemos de quitarle la importancia que tiene. Incluso nosotros los adultos, dedicamos un tiempo al juego y al ocio. Es necesario para nuestra maduración y reestructuración del esquema
mental.
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