La atención es la aplicación voluntaria de la actividad mental o de los sentidos a un determinado estímulo u objeto mental o sensible. Significa dejar ciertas cosas para tratar efectivamente otras.
La atención depende de estímulos sensoriales, es voluntaria porque puede ser redirigida hacia algo en concreto, busca y selecciona la información para dirigir su conducta, en función de su experiencia previa, sus objetivos personales, su nivel de activación fisiológica...
En el aula, se suele dar con alguna frecuencia ambientes dificultosos para mantener esta atención. Es comprensible porque sabemos que, la atención alcanza cotas de máxima eficacia cuando despertamos o estamos descansados, y conforme se van sucediendo las horas del día esta atención disminuye notablemente, tanto en nosotros los adultos y más acusado en los niños. Además, suele haber niños más activos o nerviosos que contagian de este nerviosismo a los que tienen alrededor, son fuente de distracción. Y otro aspecto que puede influir en esta atención es el interés y atracción a ciertos temas o áreas que mantienen más sus sentidos despiertos, como suelen ser la Educación Artística, Informática, Educación Física, y otras que al no generar en ellos interés, el mantener su concentración en temas que no les llama se hace una tarea difícil.
Como hemos dicho, ciertas horas o momentos del día son ideales para el aprendizaje ya que su atención trabaja al 100%, y otras en las que se encuentra por los suelos, como en las últimas horas de la jornada, o al concluir el recreo porque vienen activados y dispersos, o justo después de las comidas, ya que toda la sangre se encuentra más localizada en sus estómagos y la tarea de pensar y atender se hace cuesta arriba.
La falta de atención a veces, pone la zancadilla al aprendizaje, obstaculizándolo. Una deficiente capacidad de atención puede interferir en el propio aprendizaje, e incluso, en un rendimiento académico inferior a las posibilidades reales del alumno.
Nos abordan varias preguntas o temas que creemos importante. Una es ser conocedores de las causas que dispersas la atención, ya que conociéndolas podemos evitarlas o disminuir estas fuentes de distracción, y otra cuestión de importancia es qué podemos nosotros hacer para ayudarles a incrementar el nivel de atención en un momento determinado. Nuestra próxima entrada abordará este tema, sobre cómo actuar con nuestros niños para potenciar y mejorar su atención, mediante breves, sencillas pero a la vez muy eficaces actividades.
Una definición más práctica de atención puede ser la capacidad de centrarse de manera persistente en un estímulo o actividad determinada. Mediante esta capacidad se dirige la actividad mental a una acción. Nos permite discriminar unos estímulos frente a otros y concentrarnos en uno en concreto.
Así, llegamos a la conclusión de que está en nuestras manos precisar cuál es la fuente de distracción, para lo que debemos de llevar a cabo una observación concienzuda. Debemos proporcionar un ambiente tranquilo, relajado, pero sin caer en el error de que se produzca una carencia de dinámica, ya que esto también la hará disminuir notablemente.
Por ejemplo, en el aula, si tenemos algún alumno más activo podemos sentarlo más cerca de la mesa el profesor para poder controlarlo mejor, o sentarlo cerca de alumnos que se vea menos afectada su capacidad de concentración.
Una causa que hace peligrar la atención y cada vez está más extendida es lo que se conoce como multitarea. Esto no es otra cosa que realizar dos o más tareas simultáneas. Sabemos que nuestra atención solo se dirige al 100% hacia una de ellas, así que resulta un problema grande trabajar de este modo. Es gran problema y cada vez más peligroso debido al creciente uso de la tecnología de hoy día, y la demanda de rapidez que nos exigen cada vez más en todos los niveles. Debemos de tener claro que esto no nos ahorra trabajo, al contrario, resulta una pérdida de tiempo y energía.
¡NUESTRO CONSEJO!
-Las tareas o actividades deben de ser breves.
-Debemos de impartir las áreas o contenidos más difíciles cuando sabemos que la atención está en condiciones óptimas, y las tareas más fáciles cuando estén más cansados, porque para éstas necesitarán menos atención.
-Las sesiones no deberían de durar más de 45 minutos.
-Al comenzar cada sesión, sobretodo en horas posteriores, podemos hacer breves y sencillas actividades orientadas a la atención.
-En casa, antes de comenzar con las tareas, o en tiempo ocioso, podemos dedicar un breve tiempo a actividades específicas para mejorar la atención.
-Dedicar el tiempo mínimo y necesario al descanso, 8 horas al día, ya que está comprobado científicamente que las personas que duermen menos horas su capacidad de memoria y atención se ve disminuida muy notablemente.
-Eliminar en la medida de lo posible toda fuente de distracción, tanto en el aula como en la casa.
-Condicionar un espacio estrictamente para el estudio y libre de distracciones, tanto materiales y físicas (como juegos) y sensoriales como puede ser una fuente de ruido (televisión, murmullos...).
-Estate atento a nuestro próxima entrada, porque proponemos justamente eso, varias actividades orientadas a la mejora de la atención.
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